martes, 15 de septiembre de 2020

25. QUIEN QUIERO SER DURANTE EL COVID

 QUIÉN QUIERO SER DURANTE EL COVID


                                                                  ¡Hola Chavales!

Con esta actividad pretendemos haceros más conscientes de vuestras emociones, detectarlas y gestionarlas mejor.

Observad esta imagen y las tres posibles zonas emocionales en las que la situación generada por el COVID ha podido colocaros: 

                             ¿Miedo? ?Aprendizaje? ¿Crecimiento?

Cada una de ellas genera unas emociones, y consecuentemente, unas conductas diferentes.

                       ¿Con cual de ellas te has identificado durante este tiempo de confinamiento? 


 

El cerebro funciona de la siguiente forma:

1. Cualquier situación que vivamos es interpretada por nuestro cerebro, y en función de esa valoración, se crea una emoción.

2. Las emociones, pueden ser positivas o negativas.

3. Ambas, generarán en nosotros unos pensamientos, que a su vez, serán positivos o negativos.

4. Y éstos a su vez,  provocarán conductas positivas o negativas, cuyos resultados o consecuencias (nuevas situaciones) volverán a generarnos nuevas emociones…..y de nuevo continuará la misma secuencia.

                               




A lo largo de nuestra vida estaremos expuestos a infinidad de situaciones que nos harán sentir unas emociones, que nos provocarán sentimientos con los que desarrollaremos unos comportamientos.

 

¿Queréis ser personas conscientes de vuestras emociones, y agentes conscientes de vuestros comportamientos?   ¿O queréis estar a la deriva emocional y que la situación os domine por completo?

 

                              Para reflexionar sobre todo esto, os propongo ver el siguiente vídeo:

 


Todas las personas, normalmente crean a su alrededor una zona de confort de la que intentan no moverse, porque cualquier cambio en sus vidas, les genera miedos o preocupaciones. Eso hace que  sean reticentes a los cambios.

Es la zona que dominan, porque es la que conocen. (Hábitos, rutinas, conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos habituales, forman parte de la zona de confort)

 

Alrededor de tu zona de confort, está tu zona de aprendizaje: que es la zona a la que sales para ampliar tu visión del mundo. Es la zona donde observar, experimentar, comparar, aprender.

Hay personas a las que esto les apasiona y siempre buscan nuevas oportunidades para aprender, incluso de lo negativo. Sus emociones son de expectativa positiva y de afán de logro.

 Pero hay personas a las que esto les asusta y se bloquean  cuando se exponen a cambios, pasando a una zona de miedo o de pánico. En ella, sus emociones son de expectativa negativa y de posible fracaso. Estas emociones dependen mucho de las opiniones de los demás, de lo que les dicen, de lo que escuchan, de lo que leen… (Incluidas noticias falsas.)


En todo este proceso, entran en lucha la “tensión emocional” (que pretende que te quedes en tu zona de confort o interior)  frente a la “tensión creativa” (que pretende que llegues a la zona de aprendizaje exterior. 

                                Pero para ello hay que lograr enfrentar tu motivación contra tu miedo.

 Cuando una persona decide afrontar una situación novedosa, y se la plantea como un nuevo reto a superar, se entra en una nueva situación o zona de crecimiento personal: en ella asumen que el cambio no es “perder” lo que se tiene, sino que “añades” cosas a lo que tenías; el cambio se convierte en “desarrollo.”

                                                       ¿Cómo puedo lograr ese cambio?

Cree en ti. 

Tú eres el protagonista de tu vida. 

Lo que tú no decidas, probablemente lo harán otros por ti.

Al gestionar correctamente tus miedos, crecerá tu autoestima, y ésta te dará una nueva visión de la realidad, llena de oportunidades.

Así podrás “elegir mejor tus objetivos”, buscar “un qué” que te motive, “comparar tu punto de partida con tu destino”, y volver a “tomar conciencia de lo que te falta por aprender” para lograr tu misión en la vida.

                       Fíjate ahora, de nuevo en la ficha de “Quién quiero ser durante el COVID 19” y piensa qué cambios reales puedes realizar para cambiar la zona de miedo por alguna de las otras.

Para poder llegar hasta la ZONA DE CRECIMIENTO, no olvides este decálogo esencial para lograrlo:

 

                                              DECÁLOGO EMOCIONAL:

  1. Tomar conciencia de la situación y pensar cómo actuar.
  2. Recabar los datos necesarios, basados en información científica o sanitaria veraz.
  3. No alarmarte ni alarmar, consumiendo información falsa o parcial, o compartiendo bulos.
  4. Encontrar un propósito, un objetivo, o un reto a lograr en esta situación. (Contrasta presente y futuro.)
  5. Buscar  tus talentos y ponerlos al servicio de  los demás.
  6. Identificar tus emociones y mantener tu estado emocional equilibrado y optimista.
  7. Pensar en los demás para ver cómo puedes ayudar con lo que tú tienes o con lo que tú sabes hacer.
  8. Ser empático con los demás. Pensar en sus emociones, intentar comprenderlas, y ayudarles a cambiarlas, si son negativas.
  9. Practicar el sosiego, la paciencia, la creatividad en las relaciones sociales, que pueden tensarse durante el confinamiento.
  10. Agradecer y valorar lo que tienes.

 

 


 

Recuerda que ante esta situación del COVID 19, las emociones negativas (el MIEDO) o positivas (el RETO) que vivamos, van a influir en nuestras conductas y éstas a su vez, en cómo nos volveremos a sentir, y en cómo haremos sentirse a los que tenemos en nuestro entorno cercano.

La expresión tan manoseada estos días atrás  de “Yo me quedo en casa,”  no implicaba pasividad.

Cobraba fuerza y sentido si la aplicabas en ti, en lo que tú podías hacer aunque estuvieras en casa, para transmitir a tus familiares las mejores emociones para salir reforzados mentalmente de esta situación, y al final de todo este camino, sentirnos aún más feurtes de lo que ya éramos.

                                                                         ¡ÁNIMO!

          

                                                                   ¡Y RESILIENCIA!